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Completamente convencido de que lo único que me mantendría a ralla la crisis nerviosa que asoma estos días eran las infusiones, me he hecho con un cargamento:

Infurelax, InfuEnergy, InfuDigest, InfuPaz, Infulinea, InfuSupadre, etc…

Bien el caso es que he ido disminuyendo mis dosis de café y he ido aumentando la de infusiones: microondas/ PIMPAM/ tacita de agua hirviendo/ me tiro la tacita por encima/ a la mierda relajación y a la mierda la piel del ombligo.

Cuando he dominado el complejo arte de preparar la infusión me he tomado 3: una de infudigest por equivación, otra de infurelax por propia voluntad que, no sólo me ha relajado, me ha dado tanto sueño que he tenido que arrastrarme a la cafetería a por una infuenergy. Infuenergy que no se que llevará pero que algo esta claro, energía me ha dado si, pero el olor era como estar en medio de un campo lleno de flores que huelen a podrido. Un puto asco de infusión.

Para cuando he acabado de hacer pruebas yo no estaba nada relajado, es más, estaba bastante deprimido.

Me ha dado por pensar, malo, malo, muy malo. El problema es que estos días cuando me da por pensar me da por analizar, y claro, entre nosotros, no soy precisamente conocido por mi buen criterio a la hora de elegir personas, situaciones, lugares, combinaciones de calcetines que sean iguales…

Entro en el despacho de mi jefa y me desahogo un rato, me doy cuenta que estoy pareciendo cómico cuando se empieza a descojonar, además de forma un poco chunga, de lo que le estoy contando…

Rubia tenia que ser…

He decidido tomarme una infulinea, una cosa está clara, no seré un dechado de virtudes a la hora de dominar mi vida pero quepo en una talla 36 y quiero que eso siga siendo así.