Jesus Loves me

Todos sabéis que hay una sequía importante en Barcelona. Para gozo de muchos estos dos últimos días ha estado lloviendo día y noche, lo cual es genial, yo el primero que me alegro si no fuera porque… bueno, porque tenía una comunión.

Llegar a la Iglesia de Santa María de Sants (ahora no recuerdo si se llama así) fue todo un tormento, del coche hasta el templo, quiero decir.

Supongo que fue casualidad que en esa misma iglesia se casaran mis abuelos y mis padres, pero el caso es que ya tiene cierta tradición entre los Truman. Es la iglesia que mas veces hemos ido, y hemos ido 3 veces…

Como decía, llegar desde el coche hasta la puerta del templo fue un trabajo arduo entre viento, lluvia y mi madre; Sus zapatos, que tantos disgustos nos darían después, y su pelo.

Una vez dentro empezaron los cantos, salieron los niños, y la señora que tenia yo detrás:

-Oh que guapa va Verónica..
-Y mira, que vestido tan bonito el de esa niña…
-Y el niño rubio que pinta de bueno tiene…

Ese niño rubio es mi primo, el de la comunión, y yo tenía dudas de que el momento que fuera a comulgar no le cayera un rallo… de bueno tiene lo que yo de alto.

Nos dieron el programa de la misa en fotocopias, y la cosa empezó, después de la opera y la entrada de los niños, el coro de la iglesia, luego la cantante de opera también….

Mrs Truman: Esto va a durar mucho…
Will: Sip, pero oye mira, que espectáculo más completito.

A medida que la ceremonia se iba adelantando y a mi el nudo de la corbata me apretaba cada vez más y más, iba traduciéndole un poco mi primo el de Madrid lo que ponía en las fotocopias, pues toda la celebración fue en catalán.

Hubo un momento que el cura se pillo un cabreo importante y nos mando callar a todos diciendo: si estuvieran leyendo las fotocopias, el tiempo se les pasaría más entretenido.

De cuando agarró el micrófono para preguntar a la multitud cosas recién salidas de la catequesis, y uno tenía que contestar que porque Jesús nos quería, no voy hablar…

Salimos de allí mientras los cristianos de verdad comulgaban y nos fuimos a la posterior fiesta.

Como estaba haciendo tanto calor en Catalunya, era lógico elegir un sitio que tuviera jardín, más que nada por los niños, para que pudieran jugar. Con lo que no contaban mis tíos era con el diluvio y con que el precioso jardín se iba a convertir en un barrizal que iba hacer del camino hasta el restaurante cubierto un tormento para las invitadas, ¿sabíais que los zapatos de tacón se hunden en el barro? Pues eso…

No estoy muy conforme con el reparto de mesas. El hecho de ser el más mayor de los que tenía alrededor y que el tema de conversación de toda la comida fuera si mola más spiderman o batman, me deprimió un poco.

Si, me habían puesto en la mesa con los niños.

Yo cuando vi mi nombre allí albergaba la posibilidad de que hubiera más de un William, pero claro, quien en su sano juicio le pone William a un niño en esta época…