Stop!

Diez minutos antes de que regresáramos a la Sala del Abad para presenciar la gran atracción del día, sentí una intensa náusea que llegó a nublarme la visión. Entusiasmado, pensé que aquello presagiaba mi muerte inminente (…) pero no, sentí una gran decepción.


Todas las mañanas son iguales, y eso en el mejor de los casos, quiero decir, entendedme, me gusta la improvisación y me gusta que pasen cosas imprevistas, de hecho me encanta, pero no a las 7 de la mañana, a esas horas lo único a lo que aspiro es a no darme algún golpe y a no abrasarme con el cola cao.

Como últimamente me cuesta mucho dormir, mi aspecto por las mañanas no es el mejor, ha días que me acuerdo que en el trabajo todo el mundo va de punta en blanco e intento hacer algo. Después de la ducha me miro al espejo y pienso: Esto eres tu, intenta sacarte partido. A veces, lo consigo.

Esta no ha sido una de esas mañanas, esta ha sido de esas mañanas en las que todo te da igual, y sales de casa con una gorra, unas gafas de sol y ropa no demasiado conjuntada…

-Hola, guapo.

Hasta me he ofendido, no deja de ser algo que se dice por cortesía, pero guapo, ¿hoy? ¿me lo dices hoy? Pues no, porque yo no soy guapo de natural, no soy de esos Brads Pitts asquerosos que se pongan lo que se pongan, tienes de deseos de lamerles el cuello, no. Y me lo dice hoy, los días que si que salgo de casa pensando que guapo estás, esos días no dice nada. He pasado por alto mis ganas de querer matarlo.

En el trabajo hoy havia un ambiente extraño, una cierta relajación que yo personalmente he agradecido, incluso mientras buscábamos de donde salían las voces y la musiquita que nadie reconocía como la de su móvil, al final era de un trasto nuevo.
Mrs Hell trajo bombones, ¿no has cogido, Will? ¿no te gusta el chocolate?/ Siiii, pero no los había visto.
Me ha dado dos.

Relajación hasta que al final me ha venido a buscar una de las jefazas:

-Puede hacer esto, para hoy o para mañana, gracias, muy amable.

He salido tarde.

Con el trabajo de última hora se me ha venido casi encima la hora de clase, y no he podido comer, esto unido a que no desayuno y a que se me habían olvidado mis barritas de muesli, me ha dado mucha rabia.
Rabia que ha pasado directo al mareo y a una bronca Hilton de primera hora de la tarde:

-Will, como pierdas más peso, te vas a poner horrible, ¿Cómo se te ocurre no comer?
-No me ha dado tiempo….
-Al salir, comes algo, porque se te esta poniendo una cara muy rara….

He deseado que la clase acabara pronto, pero se me ha antojado como si estuviera escuchando la misma canción una y otra vez, esto es, mis clases y mi vida son un disco rallado, me acababa de dar cuenta y estaba pletórico. Por fin había encontrado la definición perfecta.