Llevo toda la semana que cuando salgo de la facultad tengo que ir a comprar algo, ya sea en el Corte ingles o l’ Fnac de Diagonal, como por las tiendas de Passeig de Gracia, o directamente en la tienda de manteles de la esquina. Y pese a que a mi me gusta ir a comprar, todo tiene un limite. Ya no es el gasto en si, que también , es que cuando llego a casa no puedo dejar de preguntarme si gustara mi elección, si habré acertado, si estaré pasándome o quedándome corto etc. Todo esto puede parecer una tontería pero a mi me afecta mucho.
Recuerdo el año pasado: recibí una cantidad de regalos muy superior a lo que yo havia hecho, y si que se supone que el regalo sale del corazón, pero todos sabemos que si el que te regala no ve cumplidas sus expectativas se siente raro, como ocurre al revés, si te regalan demasiado puedes sentirte avergonzado. Así que aquí estoy en mi habitación, rodeado de regalos que esperan ser envueltos y etiquetados y esperando que todo sea del agrado de mis amigos y familia.
Para acabar, nunca se que cara poner al recibir un regalo, aunque sea lo que mas ilusión me haga del mundo, siempre me quedo frió con una media sonrisa y solo me sale un gracias. Me guste o no soy incapaz de mostrar emociones ante un regalo y esto provoca los típicos : no te ha gustado??? Quieres que lo cambie??.
En fin que si que muy bonito lo de los regalos pero es un quebradero de cabeza.
Compras navideñas...
viernes, 15 de diciembre de 2006
Publicado por Will en 2:09
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